- ¡JA! - eso fue lo
que me salió de la boca cuando llegamos y paramos el frontera delante de la
puerta. - No entra ni de coña.
Allí nos estaban
esperando mi novia y mi suegra con dos mantas viejas que les habíamos pedido
para tratar de proteger el coche cuando lo metiésemos, y las caras que tenían
cuando nos vieron llegar mostraban la
misma duda que teníamos, "eso, por
ahí, no cabe" (jeje).
Empezamos a bajar el
panda del remolque y lo encaramos delante de la puerta… muy justo… demasiado… y
encima había que hacer un pequeño giro a derechas por la forma que tenía la
pared. Llego un amigo de Andoni y entre todos empezamos a hacer la maniobra, una,
otra vez, da igual como lo hiciéramos, el coche siempre tocaba la puerta. Así
que no hubo más remedio que usar el plan B. "A rosca y con saliba todo
entra!", así que quitamos las mantas y dejamos que los plasticos
protectores del lateral del coche rozasen al entrar… y entró! Eso sí, nos
cargamos un enganche de uno de los plásticos, pero entró.
Y ahora sí, momento
de las fotos (que no son de ese mismo día, si no de casi un mes después, pero
creo que ya os merecéis ver a la bestia aunque ya con una capa de mierda encima
considerable):
En esta foto se
aprecia el plástico lateral trasero suelto, que fue al que le rompimos el
enganche. El resto de manchas que se ven son suciedad, no hay nada rallado pese
a entrar rozando la puerta:
El salpicadero:
Y aquí unas cuantas
fotos del motor averiado del panda:
Y no me castiguéis
mucho por no tener aquí las fotos del resto del interior, porque las he
perdido, el próximo día que vaya hasta el coche las vuelvo a sacar.
Después de dejar el
coche y el motor en su sitio, llevamos el remolque aparcado en casa de mi
suegra, lavamos el frontera en la gasolinera y se lo devolvimos a su dueño. El
viaje ya había terminado, el Marbella ya estaba con nosotros y ahora solo
quedaba devolver al día siguiente el remolque con la Nemo y empezar a trabajar!
No hay comentarios:
Publicar un comentario